Y
llegó el día del desfile, ¡qué nervios! Tras la entrada a clase y un ratito de charla comenzamos a pintarnos las
caras para parecer unos verdaderos pingüinos. La cara blanca, nuestros mofletes
rojos y un poquito de negro por aquí y por allá y…¡tachán, tachán, tarirorarán,
pin, pan, pun, en pingüino te convertirás tú! Todos salimos a la calle con
nuestra más bonita sonrisa, a lucir nuestros disfraces y a cantar nuestra
chirigota. Aunque había llovido, ni los charcos ni las nubes estropearon el
gran día. Nos lo pasamos pipa y aunque andar con las patitas de pingüino era
algo complicado, fuimos los mejores pingüinos de Castillejar.
Las nubes de aquel día a las 9:00 am |
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